sábado, 31 de mayo de 2014

Mapa de Viriconium

«El Imperio de Viriconium y el Mundo Conocido», 2014

Viriconium es un universo literario creado por M. John Harrison entre 1971 y 1985. A partir de un escenario de "Tierra Moribunda" el autor desarrolla un comentario metaficcional sobre las propias convenciones del género fantástico y la percepción de la realidad. 

Harrison subvierte su propia creación. Fuera de las dos novelas "La Ciudad Pastel" y su secuela "Tormenta de Alas", nada se mantiene igual. La tercera novela "En Viriconium" cambia de registro y sitúa la acción en la ciudad, sin la épica y los viajes de las anteriores. En los relatos cortos, algunos personajes reaparecen, pero distorsionados, e incluso el nombre de la ciudad cambia a Urconium, Vira Co o Virko. 

En 2001 Harrison publicó un artículo en la revisita digital Fantastic Metropolis titulado "What It Might Be Like to Live in Viriconium" donde criticaba la ficción comercial de los sucesores e imitadores de Tolkien y su fijación por producir mundos minuciosamente cartografiados.    

He traducido algunas líneas de ese texto que resumen las impresiones del autor sobre ese respecto:

Como todos los libros, Viriconium es sólo palabras. No hay un lugar, ni una sociedad, no hay un mobiliario fiable para "hacerlo real". (…) Cualquier niño puede ver que el mapa no es el terreno. No puedes hacer un mapa "fiable". Un mapa, como una teoría científica, o como la misma consciencia no es más que un sueño de control. (…) Viriconium manipula las expectativas mapa-terreno para implicar una profundidad que no está ahí.

Imagino que de verla, esta ilustración no le agradaría demasiado.

Al realizar este mapa utilicé la traducción de Bibliópolis, que sustituye Soubrige por Agriponte y Iron Chime por Ferro Espinazo, pero que por lo general conserva los nombres originales de lugares y personajes.  

La historia se desarrolla en un futuro distante, tras el "Período Medio de la Tierra", donde el planeta es una ruina empobrecida y contaminada por los abusos de milenios de civilización. Según narra el prólogo de "La Ciudad Pastel", diecisiete imperios, de entre mil y diez mil años de duración cada uno se sucedieron antes de que Viriconium fuese fundada. 

Asumí que pese a los milenios transcurridos, no podía haber pasado tiempo suficiente como para que se produjesen derivas continentales relevantes y que el estado moribundo del planeta era más el producto del expolio de estas civilizaciones que del paso de millones de años.

Junto a este escueto marco cronológico se indica también su posición física, limitada al oeste y el sur por el mar, al este por tierras inexploradas y al norte por el Gran Páramo Pardo.
A lo largo de esa novela y de "Tormenta de Alas", aumenta el detalle del mundo. Aparecen la península desértica de Mingulay, ciudades, ruinas y la isla septentrional de Fenlen, que la narración sitúa a unas mil millas al norte de Viriconium.

Con estos referentes, traté de buscar una geografía que coincidiese con la descrita. Barajé que los puntos cardinales hubiesen cambiado, por una inversión en el Norte magnético o incluso una manipulación artificial del eje de rotación del planeta. Por un tiempo, Fenlen fue Madagascar, y también Tasmania. 

Al final abandoné estas posibilidades y me centré en la forma conocida del mundo, si bien con una modificación climática. La impresión que dan las dos novelas que tomé como referencia es de un clima extremo y desapacible, como el de una Edad de Hielo. Con esto descarté que Viriconium se desarrollase en las Islas Británicas, con Irlanda como Fenlen, que han sido sepultadas por el hielo en anteriores glaciaciones.  

Al final la localización me la dio el nombre del Bistro Californium, un local frecuentado por poetas y asesinos en el Barrio de los Artistas. La costa oeste de Norteamérica tiene casi todo lo necesario: la isla al norte (aunque más pequeña y lejana), la península al sur, las cordilleras y los desiertos. 

No he logrado un mapa perfecto, pero creo que es coherente que sea así.

[La tipografía que he empleado es la "Vinque"]

4 comentarios:

  1. A pesar de lo que diga Harrison, los mapas molan. Y este no se queda corto en ese aspecto.

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    1. ¡Me alegra que te guste! Desde siempre me han gustado los mapas y cartografiar lugares imaginarios. Aunque comprendo la oposición de Harrison, no la comparto. De todas formas mi mapa confirma en parte sus opiniones: no he logrado algo completamente fiel a la fuente porque me empeñé en encajar su información en un mapa real.

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