miércoles, 5 de diciembre de 2012

Gigamesh - Vacío perfecto

«Gigamesh», 2012

Una nueva portada sacada de un capítulo de Vacío perfecto. Esta vez se trata de una novela, que toma como inspiración las novelas Ulises y Finnegan's Wake de Joyce; pero emplea la épica de Gilgamesh para articular su historia.


"Patrick Hannahan decidió, pues, extender sobre la epopeya babilónica su propio lienzo épico, bastante peculiar, dicho sea de paso, ya que su Gigamesh es una historia muy limitada en el tiempo y el espacio. Un gángster profesional, asesino a sueldo, soldado americano de la última guerra mundial, G.I.J. Maesch (Government Issue Joe: así llamaban a los soldados rasos del ejército de los Estados Unidos), desenmascarada su actividad criminal por la denuncia de un tal N. Kiddy, ha de ser ahorcado según el veredicto del tribunal militar, en una pequeña localidad del condado de Norfolk, donde estaba estacionada su unidad. Toda la acción transcurre en 36 minutos, tiempo necesario para el traslado del reo desde la cárcel al lugar de la ejecución. La cosa termina con una imagen de la soga, cuyo lazo negro —visto sobre el fondo del cielo— cae sobre la nuca de un Maesch inmutable. Pues bien, aquel Maesch es Gilgamesh, el héroe semidivino de la epopeya babilónica, y el que lo entrega a la horca —su viejo compañero N. Kiddy— es el mejor amigo de Gilgamesh, Enkidu, creado por los dioses para el exterminio de Gilgamesh. A la luz de este análisis se vuelve muy visible el parecido del método creativo de Ulises con el de Gigamesh. La ecuanimidad nos obliga a concentrarnos sobre las diferencias entre ambas obras. La tarea no resulta extremadamente difícil, por cuanto Hannahan (en esto sí que se ha diferenciado de Joyce) proveyó su libro de una introducción dos veces más voluminosa que la novela misma (para ser exactos: Gigamesh consta de 395 páginas, y la introducción, de 847)"


La mayor peculiaridad de la obra, sin embargo, es que el propio autor provee a los lectores de una enorme introducción que ofrece ya desgranado todo el aparato interpretativo de la novela. Gracias al trabajo de una red de ordenadores conectados a la Biblioteca del Congreso, es posible ahogar a los lectores en un torrente sin fin de alusiones. La omisión de la letra L en el título o la exclamación "¡Bah!" en la página 131 abre una puerta al "mayor logógrifo de la literatura, un monstruoso jeroglífico semántico, una charada o rompecabezas positivamente infernal."

2 comentarios:

  1. He tenido la suerte de ver este dibujo en su versión original y es altamente awesome. Su versión final es perfecta. ¡Señores editores, ¿que hacen que no miran hacia aquí?!

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    1. ¡Gracias! Estarás contento, mi próxima entrada es otra portada inspirada en la obra del señor Lem.

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